Yusimí era probablemente la más despistada del aula, ante los ojos de muchos. Andaba por las nubes, casi volando, ante los ojos de otros tantos. En las primeras prácticas de radio nos catalogaron como “dos casitos” y fuimos a parar, para suerte nuestra, bajo la tutoría de Yirmara Torres. Pero Yusimí tuvo ovarios más que muchas y muchos.
Yusimí se fue, pero no le dijo adiós al central México de Colón y desterró las suposiciones de muchos con una tesis madura e inteligente, pero que hoy las polillas se comen en alguna gaveta de la Universidad de Matanzas.
Emprendió, casi en silencio, un viaje que no estamos dispuestos a recorrer porque nos falta coraje, sinceridad y es mejor pretextarnos con que es más valiente quedarse a luchar por la Patria. Yusimí olió la selva, vio a los hombres de Colombia, esos que en La Habana dialogan infinitamente por la paz y atravesó buena parte de América Latina. Todo tras su sueño.
Hace unos días la más despistada de años atrás dio luz a un niño que hoy no conozco porque está a 90 millas, ahí mismo casi, pero lejos. Jackse Jr. será americano primero que sus padres y ya hay guajiros en esta orilla ansiosos por decirle Hi, welcome to Cuba. Y solo puedo sentirme feliz de ver a Yusi convertida en mujer y madre, y conformarme con las noticias que llegan desde la otra orilla.
¡Bienvenido al mundo, mi sobrino!
Es un texto muy corto, íntimo que describe los sentimientos de amistad y la nostalgia por la lejanía de la amiga. Es una prosa que con mucha calidad se refiere a aquello que se siente y que navega bajo la epidermis. Me gustó mucho. Modesto
Gracias Modesto, por ser un fiel seguidor de mis catarsis, por conocerte en aquel diciembre de 2014, por ser permanente…