Las arrugas del viejo Palmar

Entrada del PalmarNadie se imagina que concretar un proyecto de desarrollo local pueda dilatarse casi una década. Mientras la fábrica de barquillos, de la ciudad de Matanzas, se consolida como una iniciativa rentable y provechosa para el mercado, el legendario estadio Palmar de Junco intenta desde el 2006 definir una propuesta comunitaria que se ha detenido en el tiempo.Hay comején en las gradas de madera, un césped pisoteado y que se muere poco a poco. Hay unos brochazos de pintura, un poco de colorete para el viejo Palmar. Hay un salón del béisbol matancero que parece una cripta, pero sin cultos fúnebres. Una cripta vacía, con unos estantes endebles custodiando algunas leyendas. Hay esterilidad en el Palmar de Junco.

María Eugenia Romero, funcionaria que atiende las Iniciativas de Desarrollo Local (IMDL) en la ciudad cabecera, explicó que aunque ha existido morosidad para ejecutar ese programa, ya posee su financiamiento en el Banco, tanto en moneda nacional como en pesos libremente convertibles.

“En el estadio Palmar de Junco se han realizado algunos procesos organizativos, se diseñaron varias propuestas con un adecuado estudio de factibilidad económica, pero aunque se hacen esfuerzos, incluso desde la Dirección provincial del Instituto de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), eso es todavía un anhelo para los matanceros”, precisó.

UN VIEJO CON CINCO MIL PESOS

Sin embargo, para Karelia Álvarez Lorenzo, comercial de ese proyecto, la realidad es otra. Actualmente existen indefiniciones con la asignación del presupuesto en la cuenta bancaria, ya que solo tienen depositados cinco mil pesos en moneda nacional de los 37 mil que demanda la obra, de ahí que las posibilidades para impulsarla sean escasas.

Por ejemplo, la construcción de la puerta principal del Palmar de Junco está valorada en más de diez mil pesos en moneda nacional por cualquier constructor, de ahí que el dinero depositado sea para muchos como un gesto simbólico para la apertura de la cuenta. Así, Karelia se pregunta qué podrá mejorar el viejo Palmar con solo cinco mil pesos.

Hasta la fecha la institución deportiva, sede del primer juego oficial de béisbol en la Isla, ha recibido en sus predios a 600 visitantes procedentes de Estados Unidos, una cifra que pudiera ser superior si se define la propuesta. A partir del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos muchos americanos llegarán a la Isla ansiosos de conocer y el Palmar podría ser un destino turístico nada despreciable por la historia que alberga.

“Esos turistas han llegado hasta aquí mediante Cubadeportes S.A. Dichas visitas han proporcionado alrededor de siete mil CUC que deberán ser depositados posteriormente en nuestra cuenta en divisas para venideras inversiones. Nos propusimos desde el 2013 arreglar un poco la instalación pero no lo hemos logrado debido al famoso presupuesto, por ello todo lo que tenemos es pintura. Las gradas de sombra se encuentran en estado crítico, las hemos retocado en las partes que los turistas pueden observar en su recorrido, pero han sido remiendos con las mismas maderas podridas”, indicó Álvarez Lorenzo.

Varias salas pequeñas conforman el Salón de Historia del Béisbol matancero, donde se muestran algunos objetos donados por familiares de glorias deportivas y los propios jugadores, en ese intento por revivir la tradición beisbolera de diferentes generaciones de atletas.

“Los turistas se quedan satisfechos por la historia que tiene este estadio, que es también Monumento Nacional desde 1991, pero es vergonzoso ver las ruinas del Palmar de Junco en sus fotografías. Ellos vienen con unas expectativas y se van con otras tras la visita por la instalación. Solo ven un terreno destruido, sin arcilla; unas gradas a las que suben con miedo, porque aquí pueden darse un golpe o simplemente caerse. Yo no quiero imaginar qué pasará si eso llega a suceder un día, porque los extranjeros si están amparados con un seguro de vida. Nosotros no tenemos ni cara para justificarnos con esos visitantes.”

Para Arturo Expósito, administrador de la Academia provincial de Béisbol de Matanzas, abandonar el terreno del Palmar de Junco significa perder el principal valor histórico de ese sitio, donde se formaron y crecieron incontables figuras como el propio Rigoberto Rosique, gloria del Deporte Nacional, y quien actualmente dirige esa iniciativa de turismo de ciudad.

“Estamos de acuerdo con todas las acciones que se realizan para mantener la historia de los 140 años del Palmar, pero lo que es monumento y no se puede perder es el terreno. Si no existiera, las áreas adyacentes no tendrían razón de ser. Actualmente hay déficit con la arena y urge rellenar y levantar ese terreno. Ese césped que tú ves es natural y aún se mantiene, pero hay que levantar la grama del terreno para que esté en óptimas condiciones”, explicó Expósito.

El proyecto del Palmar de Junco se concibió como una “estantería viva” del béisbol cubano compuesta por pequeñas salas museográficas, según la investigadora Olga Lidia González, jefa del Departamento de Investigaciones en el museo Palacio de Junco, de esta ciudad.

“Si tú me preguntas ahora mismo yo le agradecería a Edwin Walter, a Rigoberto Rosique por donar el primer guante que tuvo, comprado por su papá con tremendo esfuerzo porque no tenían dinero y Rosique lo guardó durante todo este tiempo. Él se desprendió de esa pieza para que descanse ahora en una vitrina. Tomás Soto dio su camisa, Evelio Hernández dio una fotografía que le regalaron, Leonardo Goire, Dueñas y Lázaro Junco han donado algunas de sus piezas para que allí estén. A mí me gustaría exhibir la gorra de Evelio Hernández firmada por Hugo Chávez y Fidel Castro, pero todavía no contamos con las condiciones museográficas. Me gustaría mostrar la varilla de fogueo con la que Miguel Ángel Vento entrenaba a su equipo, la cual está custodiada en esta instalación; fotocopias de imágenes originales que debemos preservar y otras piezas.”

En el Palmar se pretende crear un centro de documentación público que permita a los aficionados o investigadores acceder a la historia beisbolera, promover la venta de souvenirs y otros artículos, que generen ingresos para mantener el estadio más antiguo del mundo aún en activo. Pero hay muy poco ya en el legendario Palmar y Rosique lo sabe.

“Nos ha disgustado bastante que el Salón de la Fama del Béisbol cubano no haya sido aquí en Matanzas. Desconozco cómo es el mecanismo para definir esas cosas, pero creo que se debe a la inexistencia de un presupuesto para realizar una obra así en esta provincia. Yo me imagino que si a la directora del INDER en Matanzas le dan dinero para rescatar alguna instalación, probablemente lo primero que hace es construir nuestro Ateneo deportivo porque somos la única provincia que no tiene una instalación de ese tipo. Yo creo que la decisión de erigir el salón en el estadio Latinoamericano de La Habana, se debe a problemas de presupuesto, porque si no tenemos ni para hacer lo que hoy pretendemos construir aquí, imagínate para levantar un salón de la fama”, lamentó el líder del proyecto de desarrollo local.

Proyecto que circula en Internet

“La gente dice que hay en Internet circulando un proyecto sofisticado sobre lo que se va a restaurar en el estadio. Pero aquí no se pueden hacer muchos cambios porque la historia desaparece. El Palmar debe ser rescatado sin renunciar a sus orígenes, si se cae una tablilla de una ventana hay que ponerla, necesita  pintura, si los tablones esos que están ahí siguen podridos hay que cambiarlos, pero no se deben iniciar  nuevas construcciones porque falseamos su historia.”

Karelia, la comercial, no pierde la oportunidad para quejarse de la burocracia y la desidia.

“Del gobierno de Matanzas no hemos tenido ninguna atención. Ni el Partido aquí no ha venido nadie, nosotros no tenemos ni fe porque esto se ha quedado a la suerte de tampoco nos ha apoyado, puede que lo conozcan mediante reuniones con mi organismo, pero aquí no ha venido nadie a constatar qué hemos hecho o qué no podemos hacer. Lamentablemente cualquiera.”

Este 27 de diciembre el Palmar sumará otro año a sus 140. Ese día, como suele suceder en los cumpleaños, le untarán pinturas al viejo estadio, lo retocarán con colorete en sus cachetes, le afeitarán los hierbazales de las áreas, llegará la arcilla del terreno que hoy se pide a gritos, colgarán unas banderolas de colores, le cantarán un poema al Palmar, le dedicarán un comunicado gubernamental, los aficionados aplaudirán y por unos minutos nadie se quejará.

Después, con las aguas y las suciedades, el colorete se correrá para dejar al desnudo las arrugas centenarias de un viejo, que ya tiene cripta para su entierro.

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