Prohibida la tinta roja

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Hace apenas dos meses me gradué y como egresada al fin no sabía nada de “libro de firmas” en centros de trabajos. En septiembre llegaron las nuevas exigencias, las responsabilidades y también un libraco, en el cual tenía que registrar mi horario de entrada y salida de la emisora. Algo así como una tarjeta de estiba en un almacén, que da baja a productos aunque nunca los trabajadores los consuman.

Pero lo mío era un “libro de firma” y no una tarjeta de estiba precisamente. Otro gasto innecesario, pero esta vez de papeles, para una entidad presupuestada como la emisora provincial Radio 26 y una ironía para aquellos niños que compran decenas de hojas a 20 centavos en los establecimientos estatales para realizar sus trabajos prácticos.

Sin embargo, muchos creen que este librito, habla por sí solo de quién trabajó mucho o poco cuando de pagar salarios se trata a inicios del mes. Como si fuera tan difícil agarrar un bolígrafo y llenar de horas trabajadas la ausencia de varios días.

Pero hoy el libro estaba algo diferente. Tenía en su parte posterior una nota adherida que decía: “Por favor, no se puede firmar el libro con tinta roja”. Una aclaración tan, pero tan absurda, si alego que la primera pluma que me entregan para trabajar es de tinta roja.

¿Dónde está la resolución que dice que no se puede utilizar la tinta roja en un libro de firmas? Al menos yo no la conozco. Pero si lo más importante es la constancia de la jornada laboral en ese papel, daría igual si son rojas, negras, verdes o azules las firmas que aparecen. No importaría tampoco si es con un lápiz, una crayola o un plumón de colores.

Otra de las tantas camisas de fuerzas que no somos capaces de quitarnos de una buena vez. En tinta roja cabría señalar la abnegada labor de “las comisiones de obstáculos”, los montos de hojas que se desperdician en los centros de trabajo y  también la ineptitud que merodea por doquier.

En tinta roja cabría poner: ¡Abajo la era de las prohibiciones!

4 thoughts on “Prohibida la tinta roja”

  1. Podemos diseñar cualquier actualización de nuestro modelo económico, pero si no actualizamos esas mentes burócratas, estaremos arando en el mar. Eso de las firmas con tinta roja hace mucho tiempo que sucede, no sé el porqué y nadie me lo ha podido explicar. Pienso que el color rojo se identiica con nosotros los cubanos, por ser uno de los colores de la bandera y además, ese color se asocia con el comunismo, al cual pretendemos acercanos. Además, el papel aguanta lo que le pongan, sin importarle el color de la tinta. El trabajo debe medirse por el resultado y no por la mera estancia de un trabajador en su centro de trabajo. El país no gana nada con un trabajador que firme un libro atendiendo a los reclamos de la burocracia y no tenga resultados en su labor, ya sea produciendo bienes materiales o prestando servicios.

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