Tengo 5 libras de frijoles negros en una jaba de nylon, otras 3 de chícharo fresco y casi 10 de frijoles colorados. Es casi una colección de granos. Hay unas cuantas especias aromáticas y algo de aceite en un pomo difunto de refresco TuKola, arroz y también carne en el congelador del Haier, fiel militante de la Revolución Energética. Podría ser feliz con todo eso. No importan las paredes despintadas.
Mi mamá y mi hermana están bien, claro, sino no hubiese empezado hablando de potajes. Tengo un techo seguro, a prueba de ciclones y tormentas, una perra que me espera en las tardes para intentar hacerme salvajemente feliz y un hombre con H mayúscula. Tengo amigos aquí y allá, pocos, pero los necesarios.
Son días de salario, mi cartera acariciará pronto 465 pesos en moneda nacional como cada mes y ya yo tanteo los gastos porque es efímero, retroactivo, sin conversiones posibles a euros, dólares o libras esterlinas. Nominal, pero es un salario coño, hay gente en la calle con monedas duras, de las auténticas y quizás tampoco sean felices, quién sabe.
Si cuando yo lo digo, ser feliz debe ser mi aburrido. Los felices no malgastan las horas como yo en fabulaciones tercermundistas, no sacan cálculos deficitarios ni andan con manuales de autoayuda al estilo del terrible Pablo Coelho.
En cambio, los infelices como yo tratamos de buscar lo feliz dentro de tanta infelicidad, nos armamos de un par de brazos sin importar la manquedad y remamos y remamos sin bote. Sin manos, barcas ni lanchas.
Solo un sueño al horizonte, que es más que una colección de frijoles, un techo, una familia o unos pesos endebles. Cuando llega la noche me pregunto si hice todo porque ese día fuera feliz. Si remé bastante. Sospecho que algo afuera se mueve, que la vida se vive desde otras ecuaciones. Repaso las fórmulas y me culpo por ser tan ingrata. Al menos tengo una colección de frijoles. Toda una fortuna en estos tiempos.
Comparte… los frijoles… jajajajajaja.
La felicidad es relativa. Uno siempre tiene razones para ser feliz… y para ser infeliz. La felicidad es efímera… lo malo es cuando uno se cansa de buscarla… yo no pienso hacerlo nunca.
Yo soy feliz, por ejemplo, cuando te leo… ¿ves que sencillo?
Tengo casi un salario entre frijoles negros, colorados y chícharos…ufff, de madre…A mí tus visitas también me hacen feliz…