Dicen que este es un blog caótico, que anda a oscuras, con malos presagios, con signos de muy mala fe…Por eso ayer me paré frente al espejo del baño y vi mi cara, eso creo. Estaban las mismas pecas, algunas erupciones habituales, los ojos opacos, sin luces, estrujados como cualquier papel en la basura. Sí, era yo.
Quité la grasa de mi rostro, estaba mi cara desnuda, limpia, sin disfraces, sin maquillaje como casi siempre; y el agua ahí, sin poder remover todavía las dudas existenciales. Era mi propia imagen en ese espejo, que devolvía un scanner de mis propios reflejos, de frustraciones sin nombre en la Real Academia de la Lengua Española.
Faz blanca, bien palidecida, como la anemia de los días, de las horas muertas que no vuelven. El tiempo pasa y mi rostro lo sufre. Pero necesitaba reconocerme, saber si era yo la misma de antes, la que creía.
Hoy entré a mi blog y me vi, como en aquella imagen del espejo. Y es que este no es un blog caótico, el caos soy yo. Mi piel lo sabe porque se vuelve menos tersa, más enferma; menos habitable, más lúgubre…